Estos días estamos en plena temporada de intentos de cumbre en las montañas de más de 8.000 metros de la zona de Tíbet y Nepal, y he pensado que os parecería curioso que os comentase un tema que no creo que sea verdad, o como mínimo así lo espero, pero que no deja de ser verosímil y bastante intrigante.

Durante el período de aclimatación para hacer la cumbre del Everest, en el mes de abril del año 2010, aproveché para hacer solo un trekking por el valle del Gokyo, e intentar cruzar el conocido "Cho-La Pass".  Una noche estuve en un refugio hablando largas horas con un sherpa que me explicó una historia alucinante:

Me dijo que era del mismo pueblo del sherpa Tenzing Norgay, que el año 1953 fue, junto a Sir.Edmund Hillary, uno de los dos primeros hombres en pisar la cima del mundo.  Me contaba que era muy amigo de toda la familia de Tenzing y que me podía asegurar que Hillary no hizo cumbre aquel 29 de mayo de 1.953 a las 11h30, pues se encontró mal y no pudo subir desde el último campamento de altura.  Pero Tenzing, harto de hacer intentos fallidos para conquistar la montaña (el año anterior había sido el hombre que había llegado más arriba, hasta los 8.599 metros), quiso intentarlo, acompañado de otro sherpa… Y lo consiguió; y por ello la única foto que hay de aquel hito es de Tenzing, y no existe la de Hillary.

Pero el imperio Británico había apostado muy fuerte por aquella montaña, la más alta del planeta, y el honor de la corona estaba en juego; no pudiendo permitir de ninguna manera que fuese un nepalí (unos humanos cosiderados casi como de segunda categoría en aquellos tiempos) quien se llevase la gloria de una expedición británica.  Por ello, y siempre según mi confidente, se montó otra versión oficial, con Hillary en la cumbre, que es la que ha pasado a la historia; habiendo comprado el silencio de Tenzing Norgay y de toda su familia mediante un juramento de honor y asegurándoles la vida con grandes comodidades para siempre, a ellos y a sus descendientes.

Evidentemente no defiendo esta versión, ni afirmo nada concreto, ni acuso de plagio a una de las metas más importantes de la historia del alpinismo; pero quería compartir con vosotros este relato, porqué a mí me ha hecho pensar mucho, y quizás también os hace comeros el coco.  Apunto además, algunas reflexiones añadidas:

–       No sería la primera ni la última mentira sonada del mundo del himalyismo.  Parece un entorno muy bucólico este de los alpinistas, pero está también lleno de egos, intereses, egoísmos y, sobre todo, mentiras.  Yo conozco personalmente algunos alpinistas que se han apuntado cumbres de más de 8.000 metros que no han hecho, o que dicen que lo han hecho integralmente sin oxígeno (básicamente el caso del Everest), y no ha sido así.

–       ¿Cómo puede ser posible que Hillarry olvidase hacerse la foto siendo una de los hitos más importantes de la exploración y el alpinismo a nivel mundial?  Ningún montañista se olvida de la foto en una cumbre mínimamente importante; y se conoce que hacía buen tiempo en el momento de cumbre de aquel día, y por las declaraciones de los protagonistas, nunca se habla de que Hillary tuviese problemas de coordinación o razonamiento durante el ataque a cumbre motivados por el cansancio o el mal de altura.  ¿Tan despistada puede llegar a ser una persona?

–       El 2 de junio de 1953 (sólo 4 días después de la cumbre de Hillary y Tenzing) se coronó reina Isabel II, y todo el imperio británico estaba esperando una posible gesta en el Everest como uno de los mejores regalos para celebrar este momento histórico.  Imaginad que la versión que me contó aquel sherpa fuera cierta…  ¿creéis que un gran imperio de la época hubiese permitido que un ‘ciudadano de segunda categoría’ ensuciase aquel hito tan esperado?

Edmund Hillary y Tenzing Norgay ya están muertos y la historia siempre recordará la versión oficial, que repito que espero y deseo que sea la buena; pero recuerdo perfectamente la mirada sincera y apasionada de aquel hombre que me explicaba convencido esta versión en el valle de Gokyo, y yo siempre guardaré un poco de crédito para lo que me contó y que tampoco me acabaría sorprendiendo tanto, conociendo los engaños frecuentes que ha habido en el sector de la alta montaña, y vistas las animaladas que hicieron las metrópolis a todo nivel en la época colonial.