
Si entendemos que la clave de nuestro trabajo es aportar valor y no vender horas, y que es el trabajo el que debe estar al servicio de nuestra felicidad y no al revés, quizás nos atreveremos a vivir donde queremos y aportar valor desde allí.
Si lo hacemos seguro que conectaremos más con nuestras pasiones y gestionaremos mejor nuestro tiempo, y como consecuencia seremos más productivos y más felices.
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